El texto nos introduce en el universo de la pragmática. En su definición y en la descripción del origen y tendencia actual de esta nueva disciplina.
El significado contextual
La autora nos advierte que, si bien todos los estudios relacionados con la pragmática nos acercan a la definición de contexto, no son pocas las controversias generadas en torno al mismo. A lo largo del texto son muchas las anotaciones sobre las discrepancias entre lingüistas y entre los mismos pragmatistas.
A partir de aquí, la autora nos ilustra con el análisis del objeto de estudio de la pragmática.
Existen dos tipos de significado, el significado de la oración y el significado del hablante. La semántica estudia el primer tipo de significado y la pragmática el segundo.
La pragmática se puede entender como una subdisciplina de la gramática, como defiende la autora, aunque algunos lingüistas la localizan fuera.
La lengua es algo convencional, no natural. La pragmática estudia la porción de significado que no es convencional, gramatical, que no está sujeto a reglas. Esto hace que genere cierto recelo su estudio.
La semántica relaciona unas formas lingüísticas con los objetos del mundo que esas formas representan, pero no se pregunta para qué le sirve a un hablante emitir esas formas en un contexto comunicativo: ésa sería la tarea de la pragmática.
Los deícticos
La lengua posee elementos gramaticales que codifican algunos aspectos del contexto. Entre éstos se encuentran los deícticos: hacen conexiones entre lo que se dice y entidades del contexto. Aluden al contexto: a quién va dirigido el mensaje, al tiempo de la acción, etcétera.
Los deícticos están en el límite entre la semántica y la pragmática. A partir del momento en que, para asignar significado a expresiones lingüísticas debemos recurrir al contexto, estamos haciendo pragmática.
Muchos lingüistas creen que la pragmática empieza y termina en esas expresiones y deícticos.
Lo que no está en la gramática no es lingüístico y, por tanto, no puede ser objeto de una ciencia lingüística. Los diferentes deícticos y convenciones cubren parte de ese significado pero no todo.
Se deja fuera de la lingüística muchos fenómenos.
Existe un desnivel entre el significado literal y el significado que podríamos llamar “real”, el que el hablante quiere realmente transmitir. No se trata de un mero exceso de significado, sino de un “verdadero desplazamiento”. El hablante dice algo que está más allá de sus palabras.
Tipos de contexto
En general se entiende como el “conjunto de conocimientos y creencias compartidos por los interlocutores de un intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enunciados”.
Hay varias teorías sobre el contexto. Se suelen asumir tres tipos: el lingüístico (llamado a veces, cotexto), el situacional (datos del entorno físico inmediato) y el sociocultural (condicionamientos sociales y culturales)
Un aspecto del contexto sociocultural está constituido por los marcos de referencia: los enunciados se interpretan siempre dentro de un marco “metacomunicativo” que clasifica la situación de habla y el papel de los participantes: “hablamos en serio” o “hablamos en broma”. El marco hace presuponer cosas y ayudar a interpretar el lenguaje y a asociar unos significados con otros.
Además, puede pasar que las condiciones sociales que rigen el uso del lenguaje sean más poderosas que las propias reglas de la gramática.
¿Qué es la pragmática?
No está muy claro. Varias definiciones de varios autores: Levinson, Georgia Green, Horn, Sperber y Wilson y su teoría de la relevancia y el conocimiento contextual o Mey con un enfoque más social.
En cualquier caso, la pragmática entronca con otras disciplinas como la psicología cognitiva, la antropología cultural, la filosofía, la sociología y la retórica.
A la lingüística del siglo XX le ha costado mucho admitir que lo extralingüístico deba formar parte del objeto de la lingüística. Saussure, padre de la lingüística moderna, marcó una frontera entre la lengua y el habla. Para Saussure el único objeto posible de la lingüística es la lengua. Al eliminar todo lo que parece intratable, “expulsa de la lingüística al hablante”.
La lingüística generativa y transformacional fundada por Chomsky, también trabajaba en esta misma dirección.
Esta voluntad teórica ha ido cambiando en los últimos treinta años donde ha surgido la pragmática.
A fines de los setenta la lingüística se ve en dificultades para explicar ciertos fenómenos que solo pueden explicarse acudiendo a la noción de contexto.
El valor explicativo del contexto para describir regularidades y generalidades del lenguaje se glosa en este texto con algunos ejemplos. Como es el del orden de las palabras o distribución de la información: “No hay tomates” por “Tomates no hay”, donde ésta última necesita de un enunciado anterior o un marco de referencia, por ejemplo, “ensalada”, para entender su significado.
O Los tratamientos “usted” y “tú”, que también son un ejemplo donde la pragmática está presente. Necesitamos conocer algo más de lo que gramaticalmente se escribe.
La consecuencia de estos ejemplos es que es necesaria la explicación pragmática para describir una serie de regularidades lingüísticas y que es muy difícil estudiar el lenguaje al margen del uso.
La teoría de los actos del habla
Austin, filósofo, y su discípulo Searle, fueron los iniciadores de la pragmática moderna con su teoría de los actos de habla.
La idea es que el lenguaje no solo sirve para describir el mundo, sino también para hacer cosas.
Austin distingue dos tipos de enunciados: asertivos o constatativos, admiten asignaciones de verdad o falso y los performativos, a los que se asigna la condición de “felicidad”, como consecución o no de una acción. En este tipo, “hablar es hacer”.
Posteriormente matiza esta oposición entre constatativo y performativo admitiendo que todas las oraciones son performativas, que sirven para cumplir actos, aunque no sea explícitamente.
Todas las oraciones tienen “significado” y “fuerza”: Significado del enunciado, lo que las palabras dicen; fuerza de la enunciación, lo que las palabras hacen.
A esto se puede agregar un tercer acto posible, el “perlocucionario”, por el cual se producen efectos en el interlocutor (convencerlo, sorprenderlo, asustarlo).
Searle intenta extraer reglas de los actos de habla. Reglas semánticas constitutivas que determinen qué tipo de emisión lingüística, en qué circunstancias, cuenta como tal acto de habla.
La teoría de los actos de habla influyó mucho en las nuevas corrientes lingüísticas, que veían el lenguaje como acción.
En el contexto operan una serie de expectativas sobre la conducta lingüística del interlocutor, que contribuyen a formar el significado de lo que nos quiere decir.
El significado intencional
Uno de los pilares de la pragmática es la noción de significado intencional, la intención del hablante.
Válido para todos los actos de habla. La diferencia entre decir, querer decir y decir sin querer. Comunicarse es lograr que tu interlocutor reconozca nuestra intención.
Grice elaboró dos teorías, la del significado “no natural” y la de las implicaturas. El significado intencional lo denomina “no natural” y lo formula. Interpretar lo que otro dice es reconocerle una intención comunicativa.
La pragmática actual
En resumen, la autora nos indica que la pragmática surge de un descontento dentro de la lingüística; cómo ha surgido en un entorno hostil.
Que comparte intereses por la relación entre lenguaje, sociedad y cultura con otras disciplinas del discurso, sobre todo con la sociolingüística y con el análisis de la conversación.
También comenta que la tendencia actual parece concentrarse en dos conjuntos de problemas interconectados: asuntos relacionados con la estructura de la lengua, como el orden de las palabras en un enunciado y los deícticos. Y por otro, los mecanismos de inferencia que hacen posible la comunicación: el problema de la discrepancia entre significado lógico o gramatical y significado contextual, la ironía, y el porqué elegimos una forma complicada para comunicarnos.
martes, 14 de abril de 2009
viernes, 3 de abril de 2009
Reseña sobre el texto extraído del libro: ”Metáforas de la vida cotidiana”, de LAKOFF, George y JOHNSON, Mark, Cátedra, Madrid, 1991.
En este texto los autores nos acercan al mundo de la metáfora.
Basándose en el principio clásico del origen de la metáfora y su clasificación en metáforas vivas y fósiles, trazan una nueva visión sobre este fenómeno lingüístico.
Se apunta la influencia de Whorf como punto de partida en sus investigaciones.
Los autores plantean una clasificación donde tanto metáforas vivas como fósiles constituyen un todo común dinámico y activo.
En el texto se alude a los mecanismos de construcción de las metáforas y su resultado (catacresis, “frases hechas”, metáforas plenas, el isomorfismo, etcétera); a su origen incierto y propio de cada lengua. Además de exponer con claridad la necesidad de expresarnos mediante metáforas y la analogía de las mismas en las diferentes lenguas.
Así, definen estos grupos de metáforas:
Metáforas de orientación, metáforas ontológicas y metáforas estructurales.
Básicamente fundamentada en dos ejes:
Que “las metáforas impregnan el lenguaje cotidiano, formando una red compleja e interrelacionada para la que tienen pertinencia tanto las creaciones más nuevas como las 'fosilizaciones'” (p.12)
Y esta red afecta a las representaciones internas, a la visión que el hablante tenga del mundo.
Los autores presentan un modelo donde los campos metafóricos del lenguaje y la experiencia están en continuo enfrentamiento.
Es esta clave experimental la que marca la diferencia con trabajos anteriores y el aporte fundamental de Lakoff y Johnson al estudio de la metáfora. Su arraigo con la vivencia experimental del ser hablante.
Basándose en el principio clásico del origen de la metáfora y su clasificación en metáforas vivas y fósiles, trazan una nueva visión sobre este fenómeno lingüístico.
Se apunta la influencia de Whorf como punto de partida en sus investigaciones.
Los autores plantean una clasificación donde tanto metáforas vivas como fósiles constituyen un todo común dinámico y activo.
En el texto se alude a los mecanismos de construcción de las metáforas y su resultado (catacresis, “frases hechas”, metáforas plenas, el isomorfismo, etcétera); a su origen incierto y propio de cada lengua. Además de exponer con claridad la necesidad de expresarnos mediante metáforas y la analogía de las mismas en las diferentes lenguas.
Así, definen estos grupos de metáforas:
Metáforas de orientación, metáforas ontológicas y metáforas estructurales.
Básicamente fundamentada en dos ejes:
Que “las metáforas impregnan el lenguaje cotidiano, formando una red compleja e interrelacionada para la que tienen pertinencia tanto las creaciones más nuevas como las 'fosilizaciones'” (p.12)
Y esta red afecta a las representaciones internas, a la visión que el hablante tenga del mundo.
Los autores presentan un modelo donde los campos metafóricos del lenguaje y la experiencia están en continuo enfrentamiento.
Es esta clave experimental la que marca la diferencia con trabajos anteriores y el aporte fundamental de Lakoff y Johnson al estudio de la metáfora. Su arraigo con la vivencia experimental del ser hablante.
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